lunes, 3 de junio de 2013

I Triatlón de Los Angeles 2013


      
 
     
 Esta vez tiramos para tierras segovianas, eso sí, en las faldas de la sierra de Guadarrama. O sea, próximos a la Comunidad de Madrid. El lugar en cuestión es Los Ángeles de San Rafael, lugar donde se desarrollará la prueba a la que nos hemos apuntado unos pocos compañeros del club Trialcorcón. Compartimos coche Sergio, Alexis y yo, y en poco más de una hora llegamos al lugar donde se celebraría el primer Triatlón de los Ángeles, como así se hace llamar. Nada mas bajar del coche nos tenemos que poner ropa de abrigo, y es que el día no es para nada cálido. El verano sigue haciéndose de rogar y pensamos mucho en la temperatura del agua y el frío que pasaremos una vez montemos en la bici. Ya había visto en la página web de la carrera que no seríamos muchos participantes, apenas 100, y cuando llegamos el ambiente es algo soso. Aún están montando la zona de llegada y nadie entrega dorsales a los pocos asistentes allí congregados. Estamos en la zona de un gran campo de golf y junto a un restaurante del susodicho lugar deportivo. Pasan cochecitos encapotados con sus golfistas a bordo que nos miran como quién se está entrometiendo en finca ajena a sabiendas de su prohibición, o esa sensación me da a mí. Poco a poco van llegando más participantes y se empieza a organizar la recogida de dorsales. También dejamos las zapatillas en la T2 y preparamos el resto para que a lomos de nuestras bicicletas realicemos unos cinco kilómetros en dirección a la T1 que ésta junto al embalse donde se nadará. Este camino nos deja ver los rampones que nos vamos a encontrar en el circuito ciclista, algunos de ellos de pavés y que nos dejan perplejos a más de uno. Tras una larga bajada llegamos al pantano. La zona es muy bonita, toda completamente arbolada de montes bajos que rodean nuestra particular piscina. Entramos en los estrechos boxes, pequeños como los de la T2 y nos vamos preparando. Se empieza a oír que el agua está casi, casi para que la prueba se suspenda, pero finalmente todo el mundo se pone el neopreno y siguiendo las instrucciones de alguien que grita fuerte para poder ser escuchado, sin altavoz, seguimos sus pasos y nos disponemos a tirarnos al agua. La salida será desde el mismo agua, nada de pantalán, y el “gritador” nos dice que lo hagamos rápido para que una vez estemos todos situados entre el borde y una barca que vemos a lo lejos, se dé la salida cuanto antes para no morir congelados antes de empezar a nadar. Los primeros en probar el hielo dicen groserías, algunos, otros se ponen a nadar como si nada, pero van congelados igual. Me tiro y evidentemente está como la madre que la parió. Pero me acuerdo de Alexis que es su primer tri y el tío va con un neopreno que le han dejado y que para más inri no tiene mangas. ¡Vaya tela!

 

       Todo el mundo en el agua y se da la salida. Una vez más no salgo de los primeros y además salgo por el medio. Enseguida el agobio está servido. Veo a Alexis a mi lado, es inconfundible con sus bracitos al aire. Vamos entre manotazos y empiezo a pasarlo mal. Se me hace eterno el recorrido hasta la isleta que hay en medio del embalse y donde daremos la vuelta en dirección contraria en busca de la rampa de salida. Voy realmente mal y sólo se me pasa por la cabeza que nunca seré capaz de hacer un triatlón de mayores distancias. Rodeo la isleta y en un punto se toca el suelo todo lleno de piedras. Me alegra y recupera algo esos escasos segundos sin bracear. Ahora la vuelta es algo mejor pero voy mal de cojones. La cabeza no me funciona como es debido, este creo que es el peor problema, y el frío del agua no ayuda a estar mejor. Por fin se sale del agua y en la rampa algún listo me empuja para que me dé más prisa. Debe tener prisa por quedar el 60 en vez del 61 de la clasificación general. Una vez en la transición me encuentro con Pedro que tiene la bici al lado de la mía y me dice que Sergio acaba de salir de boxes. Estoy preparado y me voy.

 

       Salto sobre la bici y de primeras un repecho abrumador y a diferencia del pensamiento inicial, no paso ni una pizca de frío. Cuesta coger la compostura tras nadar, salir mareado y meterte una rampa semejante, pero poco a poco voy cogiendo ritmo. Los primeros kilómetros son todos en subida, bajando el desnivel poco a poco. En esta parte adelanto a Pedro y en el momento en que este tramo enlaza con el circuito al que tendremos que dar tres vueltas un pequeño agujero en el asfalto hace que mi rueda derecha pinche sin remedio. ¡Menudo putadón! Sin pensarlo echo pie a tierra y saco de mi porta bidón de las herramientas una cámara y sin ayuda de desmontables la cambio lo más rápido que puedo. Me pasa mucha gente pero no tardo mucho en subsanar el problema. Lo peor, inflar la rueda con la mierda de bomba de 4,95€ que llevo encima. Aunque no con su presión correcta, me monto a lomos de la burra y tiro millas algo decepcionado, pero con ánimos suficientes para acabar y lo doy todo. Empiezan las tres vueltas con sus tres fuertes subidas. Adelanto mucha gente al igual que me adelantan a mí los primeros clasificados que me llevan una vuelta de ventaja. Con algunos me uno y les aguanto bien el ritmo excepto en cada subida donde acabo perdiendo rueda, eso sí, antes de que me reventasen del todo y así poder seguir sin mayor problema. Llega la pequeña T2 y rápidamente suelto la bici y, con las zapas puestas, salgo a correr.

 

       Cuando empiezo, un corredor que inicia la segunda vuelta, el circuito consta de dos vueltas de 2,5 km cada una, me sirve de guía en un embrollo de cruces no muy bien señalizados, además de advertirme de la dureza del recorrido. Salvo una corta primera parte en asfalto, todo prácticamente es en caminos, y las dos subidas a realizar en cada vuelta son cojonudamente fuertes, lugar único que muchos aprovechan para andar sin remedio, o el que no lo hace como yo, correr casi al mismo ritmo. Aquí me uno a un chico, amigo de Pedro, con quien incluso entablo conversación cuando más menos se puede hablar. También por las circunstancias de la prueba ya no estoy todo lo motivado que quisiera y no me importa perder algo de tiempo. Resulta ser compañero de profesión y llegamos a meta superando con muchos resoplidos la cuestaza final. Allí está Sergio ya y nos saludamos y felicitamos. Después llegan Pedro y Alexis. Enseño mis manos llenas de grasa y les cuento lo fatídico de mi día, aunque Pedro y Alexis ya sabían de mi mala suerte al pasar donde pinché y verme con las manos en la “grasa”.
 

       Y cómo no, hacer mención especial a Alexis que con 17 añitos terminó su primer triatlón con toda la clase de un experto corredor, además de irse para casa con el trofeo al primer junior.
 

       Como última cosita a detallar, decir que para ser un triatlón sprint, es de una dureza bastante elevada, dadas sus fuertes subidas tanto en bici como en carrera a pie. Un alto número de participantes decían ser el sprint más duro que habían hecho nunca.


       Al final ocupo el puesto 40 de 71 participantes. Mucha gente, debido al clima y temperatura del agua, no se presentaron a la prueba. O sea que contento con el resultado final dada la avería y su correspondiente reparación y con ello el tiempo perdido. Hubiera estado más adelante evidentemente, pero las cosas han salido así y así se quedarán para el recuerdo que no es más que una anécdota nueva que contar.
 

       Los tiempos fueron los siguientes:

 

Natación: 14:20

Bici: 53:13

Carrera: 22:56








 

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